Vargas Llosa y Cercas celebraron la diversidad de la literatura en español
Publicado: 07 / 05 /2022
Durante la presentación del acuerdo entre la Cátedra Vargas Llosa y la Fundación El Libro para celebrar un concurso literario que premiará al mejor libro de relatos en español, el premio Nobel Mario Vargas Llosa hizo su primera intervención en la Feria del Libro y, en ante un auditorio colmado pero silencioso, dialogó con el escritor español Javier Cercas sobre la ductilidad del español para unir en la diversidad, debatió sobre cuál debe ser el rol de los gobiernos frente al fomento de la lengua y celebró la figura de Jorge Luis Borges como el gran “liberador” de nuestro idioma.
“La diversidad de matices del español enriquece nuestra literatura y creo que por eso es de las más ricas y diversas. Yo leo a Cercas y siento mucha emoción y él puede leerme a mí y sentir lo mismo. Es una de las grandes ventajas que tiene el español sobre otras lenguas: la unidad en la diversidad”, celebró el referente del boom latinoamericano y autor de novelas como “Conversación en La Catedral”, “La tía Julia y el escribidor” y “La ciudad de los perros”.
Tras haber salido de una internación por coronavirus a los 86 años, Vargas Llosa volvió a la Feria del Libro, que había visitado en 2019 en la última edición presencial antes de la pandemia y, en el marco de la Sala José Hernández colmada, se prestó a un diálogo con Cercas que, aunque por momentos coqueteó con la política y las decisiones gubernamentales, se mantuvo durante una hora en el terreno de la literatura.
Si bien el tono de la charla fue informal, Vargas Llosa y Cercas demostraron con sus intervenciones haberse leído mutuamente y compartieron con el auditorio algunas de las cuestiones literarias que discuten desde hace años, cuando entablaron una amable disputa alrededor del escritor español Benito Pérez Galdós, que además inspiró “La mirada quieta”, el ensayo literario que el Nobel presenta este año en la Feria.
“Me alegro muchísimo de que haya resucitado esta fiesta de los libros después de la pandemia” comenzó Vargas Llosa en el principio de su intervención y, tras celebrar las bondades del idioma para unir culturas tan diversas, apuntó dar cuenta de esta realidad desde su experiencia profesional como escritor: “Nací en Perú y escribo desde ahí, pero he vivido en muchos países y mi literatura se ha ido diversificando a medida que tuve más experiencia lingüística. Creo que eso es más común en los escritores de nuestro tiempo, escriben en un español común y diverso y saltan del idioma propio al idioma ajeno”.
Después, tomó la iniciativa y le preguntón a Cercas cómo se sentía escribiendo en español. “Yo no soy un escritor español, sino que soy un escritor en español. De adolescente dejé de leer los libros de los maristas que me educaron, fui a la librería y me encontré con tus libros, los de Borges, los de García Márquez y Rulfo. Fueron totalmente decisivos, estaban a mi alcance y además estaban cambiando el curso de la literatura occidental”, aportó Cercas en clave biográfica. Después, trazó una hipótesis: el Boom sacó a la lengua española del eclipse. “Los españoles no entendemos a Cervantes, lo entienden después los franceses y los ingleses, a los españoles se nos escapa la novela moderna. Y es por eso que El Quijote parece un libro inglés. Pero yo tuve la suerte de que me hice lector en serio y aspirante a escritor cuando esa revolución del Boom ocurría en la lengua española y no en ningún país puntual. Soy hijo de eso”, se definió.
Cómodo con la dinámica, el autor de “Anatomía de un instante”, “Soldados de Salamina” y “El monarca de las Sombras” le devolvió al Nobel otra pregunta: “¿Los poderes públicos son conscientes de la inmensidad de nuestra lengua? ¿Entienden que esa es nuestra principal riqueza? “Afortunadamente para la riqueza del español, no –respondió el peruano. Los gobiernos no son conscientes de la riqueza que tienen entre manos. Y creo que esto es mejor, porque si entraran a utilizar el español de forma activa probablemente lo estropearían. La libertad de la que hemos gozado al escribir sin que los gobiernos nos importunaran con pautas o direcciones fue una gran riqueza”, sostuvo. Después, volvió a recurrir al anecdotario personal para explicar lo literario. “De niño, yo ya tenía una vocación literaria pero el mundo del Perú era muy pequeño. Yo tenía la ilusión de ser un escritor de lengua francesa, aprendí francés y al llegar a París con 17 años descubrí que todo lo latinoamericano estaba muy al día en Francia. Entonces, es algo ridículo, pero fue en Francia que yo descubrí que era un latinoamericano. Empecé a leer a argentinos, chilenos y mexicanos y descubrí un mundo rico y a la vanguardia. Así empecé a sentirme latinoamericano y peruano. Fue una gran ventaja que los gobiernos se despreocuparan del español”, contó.
Cercas, no del todo conforme con la respuesta de su partenaire, insistió: “Me refería al fomento de la lengua, no a un papel normativo. La circulación de las obras en español hoy es un problema. ¡Imaginate un Instituto Cervantes de toda la lengua española! El poder que tendría eso de fomentar nuestra literatura. La cerrazón nacional sigue existiendo, vivimos atomizados y eso es una tragedia, no debería ser así”.
“Pero entiendo, tal vez tenemos que salir de nuestra casa para saber quiénes somos. Borges se descubre argentino en Ginebra y en Mallorca”, concedió después y aceptó que él también se reconoció como un escritor español durante su estadía en Estados Unidos.
Vargas Llosa –quien de joven fue comunista; de adulto, liberal y en 1990 fue candidato a la presidencia del Perú por la coalición de derecha Frente Democrático- se mantuvo en su postura de preservar esferas separadas para la creación literaria y la política: “Me inspira temor que los gobiernos intervengan en la literatura. La literatura y los gobiernos operan en campos distintos y contradictorios. Creo que preferiría que esa libertad de la que gozamos nosotros se preservara también hoy”. Cercas, en ese momento, firmó el armisticio, aunque con peros: “Entiendo tu reticencia. Es justa. En un sistema autoritario eso sería imposible. Pero en una sociedad democrática tendríamos que lograr limitar los destrozos”.
Afianzado en su rol de indagador y con auténtica curiosidad literaria de quien se reconoce “hijo” del Boom, el español le preguntó al Nobel por qué había dejado de escribir relatos después de su primer libro “Los jefes” y si acaso no creía que una de las características de la lengua española es enaltecer el relato breve. “En tu libro sobre Borges dices que con Borges la literatura se vuelve inteligente. Creo que quisiste decir que de pronto una lengua que tiende al barroquismo se vuelve económica, exacta e inteligente. Eso es una revolución. Creo que el Boom es inimaginable sin el cambio que opera Borges”, propuso Cercas.
“Borges liberó la lengua e hizo posibles todas las transferencias de las que después disfrutamos nosotros. Nos dejó una libertad extraordinaria”, reflexionó Vargas Llosa y apuntó que desde su Cátedra busca operar un cambio generacional similar: “Tal vez `Catedra´ sea una palabra muy académica. Quiero facilitarle la vida al joven escritor que la tiene muy difícil en nuestros países. Desde la Cátedra, con premios, concursos y estímulos, queremos facilitar esa vocación”.
Sobre el cierre, Cercas volvió a preguntarle por qué no había vuelto a escribir un libro de relatos tras “Los jefes” y por qué había decidido, en el último tiempo, sumar ciertos elementos fantásticos en los relatos breves. ¿Acaso en el relato se anima a dejar de ser un escritor realista? Vargas Llosa eligió responderle y se despidió de la Feria con un argumento literario: “La literatura realista no se somete a las reglas de juego de la realidad e incluso, muchas veces, desentona con ella”.